miércoles, diciembre 01, 2010

Plan Mejora 2010. Lengua y Literatura

NOMBRE DEL PROYECTO: Aproximación a la escritura de cuentos
TEMÁTICA DEL PROYECTO: Cuento
DESTINATARIOS: Primeros años de los turnos mañana y tarde.
CONSIGNA: a partir del siguiente fragmento del cuento, elaborar una historia original en grupos de dos o tres integrantes.

Hombre al agua en la isla Wellington

Estuve navegando por una semana y hoy desembarqué.
La sed me impulsa a entrar al primer bar que encuentro abierto. El sitio es oscuro y huele a vinagre; por un momento dudo quedarme, pero ya estoy aquí, sólo será un trago. Le pido una cerveza al cantinero y prendo un cigarrillo.
-Me convida un cigarrito, hermano.
El hombre que me lo pide es un viejo de barba jaspeada, lleva un gorro de lana y las manos en los bolsillos de su abrigo. En su cara calcinada resaltan grandes grietas, que no sé si son cicatrices o arrugas. Sus ojos miran directo, como si llorara sin lágrimas. Le paso el encendido y prendo otro.
-Gracias, ¿en qué barco trabajas?
-¿Cómo sabes que soy marino?
-Tu mirada refleja el océano… Y por la libreta de marino, que se te cayó al sacar los cigarros.
La recojo presuroso y sonrió. Él también muestra los pocos dientes que le quedan.
-¿Cuál es su nombre, abuelo?
-Demetrio –dice mirando demasiado obviamente mi cerveza.
-Otra cerveza, maestro.
El cantinero se la sirve directamente al viejo, que le da un largo sorbo y me da la impresión que se la acabará de un trago.
-Trabajo en El Colonizador –le digo, y devuelve una mirada que me parece de disgusto o sorpresa.
- Buen barco, a pesar de sus años. En otro tiempo, yo también fui marino –hace una pausa y termina su cerveza.
Le hago una seña al cantinero y nos trae dos cervezas más. El viejo me ha caído simpático, quizás porque su olor penetrante ahora está un poco disimulado por la cerveza. Se saca el gorro y emerge su pelo amotinado.
-¿El capitán del barco sigue siendo Villegas?
-Edmundo Villegas –asiento moviendo la cabeza.
-Ese es el hijo del Villegas que era oficial en un barco que trabajé. ¿Tu conoces la historia?
-No, ¿qué historia?

Etiquetas:

Final Nº 1

-En el año 1970 se necesitaba urgente a personas que navegaran en un barco. Esto que voy a contar pasó hace mucho. Fui marinero de un barco que, sin que yo lo supiera, iba hacia una isla en la que desembarcaban niños, hombres y mujeres. Por sólo ser morenos los llevaban a un pequeño territorio donde los tenían como esclavos. A las personas que eran blancas las dejaban en sus casas. Pensaba que un moreno entre los blancos no quedaba bien.
Los morenos se resistían a entrar en los contenedores. Recuerdo que un día a la noche... ¡Era un domingo! Estábamos en el océano y se levantó la marea. Era muy fuerte y el barco no aguantaba mucho los golpes de las olas. Asustados y nerviosos pensábamos que íbamos a morir, después de estar horas y horas en el océano soportando el oleaje.
Desde lejos vimos un barco y pensamos que podría ayudarnos. Hablé con el capitán y lo comenté sobre el tráfico de esclavos que hacía. Me sorprendió su forma de mirar y que pensara que no era un problema.
Mientras se calmaba la tormenta me dio curiosidad caminar por el barco. Caminaba y en un momento sentí un olor muy fuerte que me llevó a un contenedor color negro.
-¿Y qué viste?
-Vi personas muertas. En ese momento me arrepentí de muchas cosas.
Busqué la manera de salir de ahí porque me di cuenta de que el capitán era un loco. Pensé en matarlo mientras dormía.
Esperé a que se durmiera y fui hacia la cocina. Busqué un cuchillo para matarlo y de repente escuché a alguien. Los nervios se adueñaron de mí y empecé a temblar. Vi una sombra... y me escondí. Creí que era el capitán. Me levanté y apareció un hombre detrás de mí. Me di cuentas y era uno de mis rehenes.
Le pregunté cómo se había escapado y el no me contestó. Le propuse que me ayudara a matar al capitán y me dijo:
-¿qué haría usted por nosotros?
-¿Qué quieres que haga? -le dije y lo miré fijamente.
-Vayamos a buscar a las demás personas que dejaste en la isla y llévenos de vuelta a nuestros hogares –me contestó.
Le dije que ese no era mi trabajo, pero me contestó:
-Entonces, no hay trato.
No me quedó otra que decirle que sí, que cuando llegase a nuestro país hablaríamos y los dejaría ir a sus casas.
Fuimos a la pieza del capitán. Dormía... y como roncaba, se despertó. Nos agachamos, pero tomó la linterna, la prendió y vio a mi rehén. Tomó el arma que tenía bajo la almohada, pero lo tomé por los pies y los tiré para abajo. Mi ayudante le sacó el arma. Lo sentamos en una silla y lo atamos fuerte. Los marineros del barco nos ayudaron.
Fuimos hacia la isla a buscar a las demás personas. Subieron al barco y navegamos, navegamos y navegamos. Llegamos a nuestro país, hablé con nuestros senadores y con la presidenta. Dejaron que los rehenes estuvieran en el país pero a mí me sentenciaron a 40 años de cárcel.
-Pero... ¿Por qué?
-Por traicionar y no cumplir con el mandato que ellos me dieron.
-¿y qué pasó con el capitán loco?
-¡Ah! Lo metieron preso por matar personas y no cumplir con su mandato.
-No sabía esta historia. Una más para contar.

Rosario Vaquel y Florencia Pérez, 1º 2

Etiquetas:

Final Nº 2

-Esa historia que todo el mundo conoce. Villegas era un buen hombre, bueno y agradable; que iba con el barco por todos lados. Un día chocó con un barco y fue a parar a una isla llamada Margarina. Se quedó en esa isla por mucho tiempo, no sabía cómo irse de ahí.
Caminó mucho hasta encontrar una casa abandonada. No había nadie, estaba sucia y con telas de araña. De pronto apareció un viejo con un rifle. Villegas se asustó mucho. La puerta se cerró de golpe, Villegas no podía salir. El viejo abrió la puerta y le dijo que no se asustara, que sólo quería saber quién era. Empezaron a hablar y el viejo le dijo que a él lo conocía de algún lado, pero que no se acordaba de dónde. Después el viejo le mostró un mapa y lo ayudó a salir de la isla.
Cuando llegó a su casa, su hijo ya había nacido. La mujer se alegró de verlo. Su hijo fue creciendo, pero Villegas, su padre, se enfermó y estaba muy mal. Hasta que un día a las cinco de la mañana la llamaron a la mujer de Villegas diciéndole que su marido había muerto. La mujer se puso muy mal, igual que su hijo. Fue pasando el tiempo y el hijo tomó el trabajo de su padre. A su vez tuvo un niño y vivía con su mujer.
Bueno, esta es la historia de Villegas, y ahora en lugar del viejo Villegas el capitán es su hijo.

Carla González/ Yésica Coronel, 1° 5, TM

Etiquetas:

Final Nº 3

-La del jefe Villegas, que una vez violó a una niña de doce años.
-¿Cuándo fue eso?
-En 1999. La tapó con una frazada y la subió al barco.
-¿Pero qué le dijo cuando se fue?
-Dijo que iba a pescar, pero violó y mató a la niña.
-¿Y cómo supieron que la violó?
-Porque pasó un hombre en una lancha y escuchó los gritos y vio a la niña salir desnuda a la punta del barco.
-¿Y qué hizo el conductor de la lancha?
-Saltó y fue directo al barco. Vio todo: cómo la tocaba y le pegaba y la forma en que la ató al mástil.
-¿Pero el hombre no hizo nada para impedirlo?
-¿El hombre?
-Acá está.
-Hola, soy Marco Rodríguez –se presentó el hombre.
-¿Es verdad que usted saltó en mar abierto hasta el barco en el que estaba la niña?
-Sí, fue un momento muy feo.
-¿Y qué pasó con Villegas?
-Lo maté de un tiro en la frente.
-¿Y el cuerpo?
-Los tiburones olfatearon la sangre a varios kilómetros y lo devoraron.

Guille, Torro y Rubén, 1° 5, TM

Etiquetas:

Final Nº 4

-Su nombre completo era Nicolás Villegas. Y al verlo se reflejaba en su piel, en su rostro que toda la vida había sido marinero. Había estudiado mucho. Empezó trabajando en las máquinas de vapor y fue ascendiendo hasta llegar a ser oficial de barcos.
Él contó una vez que en el mar de la Isla de Wellington lo sorprendió una tormenta en la que por poco no perdió la vida. Eso pasó una noche de luna llena. Al día siguiente había un sol brillante, y todos los tripulantes festejaron el hermoso día y el haber sobrevivido a la tormenta. Años después murió, un 30 de agosto, en la misma isla. Dicen que cada 30 de agosto aparecen su cuerpo y su barco reflejados en el mar.
-No sabía eso. Bueno, tengo que volver al barco. Gracias por compartir esta historia.
- Chau, y gracias por los tragos.

Yésica Orellana

Etiquetas:

Final Nº 5

-¿Te gustaría conocerla?
-Claro, me encantaría.
-Pero, espera... si te lo contara, ¿qué me darías a cambio?
-¿Y qué es lo que quieres a cambio? Mira que no tengo mucha plata.
-No es exactamente lo que pensaba pedirte.
-¿Entonces qué?
-Me gustaría volver a dar un paseo en el barco de Villegas.
-Bueno, está bien... Ahora me lo cuentas.
-Hace muchos años atrás yo era capitán de uno de los barcos de Villegas. Un día salimos a navegar por el mar; ahí estaban mis padres y mis hermanos y otros pasajeros. Yo, en ese momento, tenía 23 años. Era el mayor de mis hermanos; en total éramos seis.
-¿Y por qué eran? ¿Ya no lo son?
-Esperá... ya te lo contaré.
-Es que estoy muy ansioso.
-Íbamos a ir de paseo a Italia, a visitar el Coliseo Romano porque escuchamos mucho de él, y mi madre estaba muy ilusionada en conocerlo. Como teníamos que llevar a los pasajeros rumbo a Italia, le dije a mi familia que los iba a llevar.
Al día siguiente que le di la noticia partimos. Los primeros días eran muy tranquilos, pero tres semanas después comenzaron a tener miedo: el tiempo estaba muy lluvioso y con neblina y no sabían por dónde iban. Al pasar los días, los pasajeros se estaban dando cuenta de que estábamos tardando demasiado en llegar al lugar determinado, y me vinieron a reclamar. Aparte teníamos un problema con los alimentos (se estaban acabando). Estaba oscureciendo y vinieron los relámpagos, cayeron truenos y granizo. El granizo rompió algunos focos de luz y también los vidrios. Seguía lloviendo y las olas empezaron a mover el barco, se cayeron cosas y las personas se caían, se golpeaban y sangraban. Un chica se cayó al mar.

1º 6

Etiquetas:

Final Nº 6

-La historia de Villegas, que era el capitán de un barco que hace muchos años se hundió en medio del océano por una corriente. En ese accidente fallecieron 205 pasajeros, entre ellos hubo un sobreviviente llamado Villegas.
Esa embarcación se convirtió en barco fantasma. Cuando los navegantes murieron, las almas quedaron atrapadas en la embarcación y desde allí nadie había investigado sobre ellos. Desde ese momento, todos los meses el barco aparece por el océano a la madrugada y se escuchan muchas voces.
Por eso yo estoy muy viejo y ya no quiero navegar, por miedo a lo ocurrido. Además entre esas personas estaba mi esposa con mis tres hijos, por eso vengo a tomar, por angustia y sufrimiento al saber que he perdido a mi familia.

Romero, Andrade y Guzmán, 1º 6

Etiquetas:

Final Nº 7

-Villegas era el hijo del capitán del barco y el padre, que se llamaba Shamil, le dejó su barco de herencia. Edmundo tenía 20 años cuando su padre murió en el océano a manos de piratas asesinos, por resistirse a abandonar su barco.
Habían entrado al barco para robarle el cofre que tenían lleno de oro. Edmundo se resistió, empezó a luchar con ellos hasta que lo ataron y lo encerraron en un calabozo. Al día siguiente lo pusieron en la tabla de la muerte y lo tiraron al mar. Edmundo empezó a nadar hasta que llegó a una isla con palmeras y halcones. Se acostó un rato en la arena.
Al otro día, caminando por la isla, encontró una cueva. Adentro había un dragón que la custodiaba. Edmundo empezó a correr al ver que el dragón estaba enfurecido. Corrió y corrió hasta que llegó a un pozo. El monstruo no lo pudo agarrar. Entonces la bestia se fue y el muchacho asustado trató de escalar por las rocas que sobresalían hasta que llegó a la tierra. Se trepo a una palmera y sacó cocos. Se tomó el jugo y los comió.
Cayó la noche. El hombre juntó ramitas, pajas y, con unas piedras, trató de hacer fuego hasta que prendió. Hizo señales de humo por si hubiera barcos cerca. Al ver que no aparecía ninguno, se puso a dormir.
A la mañana se despertó con la idea de armar una balsa y fue a reunir troncos...

1º 6

Etiquetas:

Final Nº 8

-Cuando yo era joven, tenía 25 años, perdí a mi familia en un accidente. No tenía adonde ir y a nadie a quién recurrir. Estuve tres semanas solo sin saber qué hacer con mi vida. Una tarde, mirando fotos familiares y tomando whisky, pensé en buscar trabajo. Pasé por docenas de entrevistas, pero nadie me llamaba. Después de ir al último lugar, fui a un viejo almacén a comprar para comer.
El hombre que atendía era un viejo gordo y calvo. Él me preguntó por qué estaba tan cansado y dejado. Yo le dije que había perdido a mi familia y había decidido ir a buscar trabajo. El viejo me dijo que conocía un barco donde buscaban a alguien que trabajara como ayudante de cocina.
Al día siguiente fui a ver cómo era el ambiente, la forma de pago y demás. Hablé con un hombre que me dijo que iba a llamarme para ver si había lugar para mí y yo quedé esperando ansiosamente su llamado. Cada vez que sonaba el teléfono me ponía contento y cuando atendía me desilusionaba porque no era el llamado que esperaba.
Cuando había perdido todas las esperanzas sonó “riiiiig, riiiing” el teléfono. Me dio hora, fecha y lugar de encuentro (15:25, 21/8/1994; Puerto 9). El trabajo que me dieron era de conserje. Tras los años y con mucho esfuerzo fui ascendiendo hasta llegar a ser suboficial.
Le interrumpí la historia preguntándole cómo había terminado en ese bar.
Me dijo:
-Después de tantos años de trabajar, me volví viejo y aquí terminé, tomando.
Se levantó y dijo:
-Voy al baño.
Jamás regresó.

1º 6

Etiquetas: